La distancia es solo un concepto para medir la separación entre dos cuerpos, no existe la distancia en el pensamiento…
Posts Tagged ‘separación’
Reflexión
Posted in Bipolar, Cuenta atrás, Frases, tagged amor, cuerpos, desamor, distancia, intensa, medida, momentos, pensamiento, separación, visa on 7 julio, 2015| Leave a Comment »
Te avisaré… galleta mía!
Posted in Bipolar, Frases, tagged amigos, amor, aniversario, avisar, casa, cena, cerveza, compañía, comprar, Cristina, decir, discusión, divorcio, dormir, ducha, esperar, galletas, mañana, matrimonio, noche, ordenador, Pablo, palabras bonitas, paquete, pareja, pelea, pensar, portazo, querer, recordar, regalo, separación, sofá, vino on 6 febrero, 2012| Leave a Comment »
«Cuando deje de quererte, ya te avisaré»
Frase que dijo Pablo para dar por finalizada la discusión que había surgido de repente, sin venir a cuento, casi no había tenido tiempo a quitarse la chaqueta al llegar a casa… pero no consiguió finalizar nada -¿Qué quiere decir que cuando dejes de quererme me avisarás, qué soy un bote de galletas, Pablo, que cuando se acaban se han acabado y listo, si te apetece compras más o sino simplemente me dices «se han acabado las galletas pero, no compres más que no me han gustado, ahh y tampoco vuelvas que tampoco me gustas tú, ya no te quiero»- Pablo atónito sólo supo decir -Cristina, ya sabes que no me gustan las galletas-. Cristina se encerró en la habitación con un portazo que claramente prohibía la entrada a Pablo.
Pablo cogió una cerveza de la nevera y se sentó en el sofá, intentando revisar qué es lo que había pasado para llegar a esa pelea, casi nunca discutían… repasó desde esa misma mañana: Cristina estaba rara. Se había quedado en la cama más de lo normal, e incluso se había metido en la ducha mientras estaba él…
-No tienes nada que decirme cielo???- le preguntó mientras le abrazaba… (esa había sido la frase que lo había empezado todo). -Buenos días cariño!- Respondió él acompañándolo de un beso. -¿Sólo eso?- recriminó su mujer al instante. -¿Qué quieres oír Cris?-. -Nada, olvídalo-.
A media tarde Cristina le llamó, estaba de buen humor, le dijo que iba a llegar más tarde a casa porque tenía que hacer unas compras de última hora pero, que le esperara para cenar. Pablo no preguntó a que compras se refería. Al salir del trabajo se fue con unos compañeros a tomar algo, al fin y al cabo Cris iba a tardar. Pero al llegar a casa algo iba mal, Cris estaba sentada en el sofá con una copa de vino en las manos y mirando una caja abierta, era el ordenador que Pablo había pedido hace meses.
-¿Y eso que lo has abierto Cris?-. -Nada, pensaba que era para mi-. -Tu ordenador está bien no, sólo tiene un año, ¿es que quieres este?-. -No, creía que era para mí, pero no pensé que fuera un ordenador-. -¿Y qué esperabas que fuera, a caso esperabas algo?-. -Al parecer no, no esperaba nada-. -No lo entiendo, si ni siquiera viene a tu nombre, Cris, no lo entiendo-.
-Pablo, ¿tú me quieres?- preguntó Cristina sin moverse del sofá. -¿A qué viene eso?- contestó Pablo recogiendo de mala gana la caja. -A que quiero saber si todavía me quieres Pablo, a eso viene-. -No comprendo por qué me lo preguntas ahora, qué tiene que ver que te quiera o no con que abras un paquete que no está a tu nombre?-. -¿Me quieres Pablo, todavía me quieres, sí o no, es una pregunta sencilla?- volvió a preguntar Cristina enfadada. -Has tomado demasiado vino hoy-. -Pablo contesta!-. -Cuando deje de quererte, ya te avisaré-.
(-¿Qué quiere decir que cuando dejes de quererme me avisarás, qué soy un bote de galletas, Pablo, que cuando se acaban se han acabado y listo, si te apetece compras más o sino simplemente me dices «se han acabado las galletas pero, no compres más que no me han gustado, ahh y tampoco vuelvas que tampoco me gustas tú, ya no te quiero»- Pablo atónito sólo supo decir -Cristina, ya sabes que no me gustan las galletas-. Cristina se encerró en la habitación con un portazo que claramente prohibía la entrada a Pablo.)
Pablo se terminó la tercera cerveza sin terminar de entender lo sucedido. Contemplando la caja del ordenador se quedó dormido.
Por la mañana, cada uno se vistió, desayunaron en silencio y se fueron a trabajar sin cruzarse una sola palabra…
Por la noche cuando Pablo llegó a casa, Cristina no estaba, sus cosas no estaban. Sólo había un paquete encima de la mesa al lado de un bote de galletas: «Nuestro último regalo de aniversario, galleta mía! pd- Cuando vuelva a quererte a mi lado, ya te avisaré. Cristina.»