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Posts Tagged ‘saltar’

Os presento el que es mi nuevo fondo de pantalla para esta temporada jejejeje. Me encantó porque me recordó a una frase que me gusta mucho a la hora de definir lo que debería ser la vida: «Todo lo bueno en esta vida despeina: hacer el amor, saltar, bailar, correr, reír a carcajadas, besar… Por eso, ojalá vivas la vida con el pelo despeinado»

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Un poquito de amor y música, que hoy es viernes gentecilla!!! 😉

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La verdad que desde que me he puesto a revisar el correo estoy encontrando cosas muy interesantes… o al menos lo eran para otra yo que vivía en ese momento! Aquí os dejo otro cuenti que he encontradooo 😉

LA RANA SALTAVENTANAS

rana3Había una vez una rana que vivía en un estanque junto a un palacio abandonado, habitado de vez en cuando por alguna bruja viajera. Un día decidió visitarlo, y de salto en salto llegó junto a una ventana que en lugar de cristales tenía una pompa de jabón. La rana, divertida, quiso explotarla de un salto, pero aquello no era jabón, sino restos de una poción mágica, y al momento se vio entrando en un sitio muy diferente.

Parecía la casa de alguien muy rico: olía bien y se estaba calentito. Pero aquello duró muy poco: un perro la descubrió y a punto estuvo de atraparla. Por suerte, en tres grandes saltos la rana consiguió salir de nuevo por la ventana… para aparecer en una charca maravillosa, llena de ranas y sapos de gran belleza, con abundantes moscas, donde todos croaban felices durante horas y horas. La rana, ni bonita ni fea, sino más bien normal, no fue muy bien acogida por las presumidas habitantes de la charca, pero estaba tan a gusto que poco le importó. Vivió en aquel lugar bastantes días, pero una noche, unos cuantos sapos hartos de su vulgar aspecto, la agarraron mientras dormía, y la devolvieron a la ventana por donde había entrado.
 
La rana despertó en una habitación oscura y estropeado, bastante fría e incómoda, donde un pobre niño la recibió con muchísima alegría, convirtiéndola desde el primer momento en su inseparable compañera. La atendía lo mejor que podía y hasta cazaba moscas para ella, pero la rana no dejaba de pensar en las comodidades de la anterior charca, y cuando el frío se hizo más intenso, y la leña se terminó, corrió una noche a la ventana y dio un gran salto en busca de … ¡¡el Polo Norte!!

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La rana se sintió morir de frío, y volvió a saltar por donde había llegado. Esta vez apareció en el desierto, y cuando quiso dar marcha atrás volvió a ver las nieves del Polo. No importó cuántas veces saltó adelante y atrás: ya no apareció en ningún lugar distinto del hielo del polo o la arena del desierto. Y mientras cambiaba de uno a otro se acordaba de su buen amo, el niño pobre, y de cómo por haber sido tan desagradecida y cómoda, había acabado así, medio muerta de hambre, saltando continuamente del peor de los fríos al más abrasador de los calores.
 
Moraleja: Hay que fijarse mucho más en lo bueno de lo que tenemos, que en aquello de lo que carecemos, pues la ambición sin sentido nos puede hacer perderlo todo!!

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No es que se me salten cuando te vas. Es que hacen puenting hasta llegar al suelo y regresan a mi lagrimar.
Así de entrenadas están.

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Bueno, después de tantas penas, llega la hora de las fotos!!! Sip, este finde fue de locura pero a pesar de lo malo, en el festival me lo pasé genial y como siempre, aquí dejo unas fotitos en muy buena compañía 🙂

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Estoy desaparecida, lo reconozco y pido perdón a las pocas personas que puedan tener interés por lo que aquí escribo.

Pero sinceramente lo necesitaba, necesitaba estar un poco alejada de esta pequeña parcela en la red en la que me desahogo cual diario moderno. Desde hace unos meses mi vida no ha dejado de cambiar, en algunos casos para mejor y en muchos otros para peor, pero aquí sigo. La lluvia ya no me moja, el sol ya no me quema y ya no pido deseos a estrellas fugaces… me he vuelto algo inmune a lo que ocurre a mi alrededor pero siempre, sin yo pretenderlo, hay un momento en el que parece que me despierte de un sueño extraño, algo pasa y me hace plantearme que esta no es mi realidad. Ya lo he dicho varias veces, hay días en los que me despierto porque es lo correcto y en los que como porque es lo que se hace, pero en los que perfectamente podría no estar presente. Y eso es en parte lo que he querido evitar al no escribir aquí.

He tenido tres momentos claros en los que me he sentido algo débil, o más bien triste… tres momentos en los que he dudado de mí, en los que me he sentido vulnerable y a punto de romper esa muralla de fortaleza que he querido construir a mi alrededor. Pero los he superado sola, sí, llorando, bailando o gritando… pero sin necesidad de mostrar mi debilidad a personas que lo ven como un fallo humano y no como una cualidad de la persona. He tenido la tentación de llamar y pedir ayuda, pero me he mordido la lengua y cortado los brazos para superarlo sola, porque es así como uno aprende y crece, no mostrándose débil ante aquellos que pueden usar esa debilidad para hundirte más…

Cosas que aprende uno a base de desilusiones… PERO, PERO, PERO, he de decir que a pesar de esos tres momentos «extraños» (3 en dos semanas, media muy buena tratándose de mí, a todo esto) estoy pasando muy buenos días este verano, disfruto de todo lo que se me presenta y si el plan principal cambia, yo cambio con él, que para eso soy géminis…

La otra noche vi una estrella fugaz… y no pedí ningún deseo

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Se paró y contempló el vacío de su alrededor. Saltó el muro del puente y se sujetó con ambas manos mirando ese vacío. No había vuelta atrás. Respiró profundamente y sin pensar en nada contó en voz alta: uno, dos, tres y se dejó caer.
Silencio. No vio pasar su vida en imágenes como tantas veces había oído decir. Solo escuchó una risa, su risa, le vino a la cabeza acompañada del momento en el que su padre ponía en la mesa una paella de un color raro, había confundido el azafrán con la canela, dándole un aspecto poco comestible. Recordó también a su madre y su hermana riendo a carcajadas ante la cara de espanto de su padre. Todos rieron sin preocupaciones.
Un golpe seco le cortó la respiración y el recuerdo. Al abrir los ojos vio como le desataban los pies y sintió como caía al agua. Desde el río miró al puente, alto, casi no distinguía las caras de la gente que había en el, aunque tampoco recordaba haberlas visto antes.
Se prometió que la próxima vez que sintiera que no había ninguna salida, que su vida estaba acabada, volvería a hacer puenting.

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