Últimamente estoy muy sorprendida, varias personas que me conocen me han dicho que me notan distinta, y otras tantas, las que saben de mi último «fracaso amoroso» por no llamarlo X, también me han comentado que me ven bien, «mejor de lo que esperaba»para ser exactos.
Pero lo cierto es que no me encuentro tan bien como todos creen ver; o sí, y soy yo la que no lo ve ni lo siente? No sé, estoy dolida, no en plan depresiva total, como en otras ocasiones pero si tristona. Haciendo un balance de mi vida amorosa… la balanza no habría ni que usarla, todas las relaciones por no llamarlo Y no han llegado a nada de nada. Han sido una secuencia de: decepción tras decepción, dolor tras dolor y lágrima tras lágrima. Aunque es cierto que en esta ocasión la decepción ha sido menor porque ya me lo olía, el dolor parece no ser visible a ojos de los demás y no he derramado ni una lágrima (raro en mi). Pero aquí estoy de nuevo tras un fracaso, otro más…
Creo que quizá porque me lo olía, porque al final no ha llegado a nada, porque no tiré mis principios por la ventana y porque, sobre todo, me he mentalizado de que tengo que «convivir» con esa persona bajo cierto techo, creo que la recuperación está siendo más rápida, no milagrosa ojo, que aquí hay una parte en mi que todavía siente cierto rencor y si hay rencor… hay algo, lo sé! Tengo la sensación de estar como anestesiada, en un limbo en el que el dolor se transforma directamente en rencor u odio y eso me preocupa, especialmente porque todo el mundo me «ve bien»…
Estoy segura de que como no he sido 100% sincera con lo que siento respecto a este extraño fracaso amoroso y respecto al personaje que lo ha causado, estoy como construyendo un parapeto que tarde o temprano se caerá sobre mi… puede que algún día escriba un libro con todo lo sucedido y me haga famosa yo que sé… pero todavía no encuentro las palabras para definir todos los sentimientos que afloran cuando alguien me saca el tema…
Pd- creo que esto podría ser el prólogo del libro acompañado de un «Un día escribí esto y pensé que jamás sería capaz de contaros lo que en estas páginas os cuento…»