Clara y Sergio vivieron lo que muchos califican de «verdadero amor de verano». Días de playa cogidos de la mano, noches de pasión bajo las estrellas y promesas de amor eterno provocadas por el calor. Pero al llegar septiembre, como es previsible en cualquier relación veraniega, las despedidas terminaron llegando.
Clara lloraba y abrazaba a Sergio mientras prometía mandarle correos todos los días. Sergio le abrazaba con fuerza y besaba su cabello en silencio. Al separarse de ese abrazo que parecía interminable, Sergio le dio una carta a Clara acompañado de un último beso.
Ya en el coche, la chica se deshizo en lágrimas al leer las palabras de su amor:
Clara, estos dos meses contigo han sido los mejores de mi vida, siempre los recordaré y te recordaré con mucho amor.
Podríamos intentar seguir juntos a partir de ahora, pero después de verte a diario, no podría soportar tenerte tan lejos. Me dolería no ver tu sonrisa cada día, no tocarte cada mañana y me dolería aún más, sabiendo que tú también sufrirías por nuestra lejanía. Prefiero que pienses en cada día que hemos compartido en la playa y cada noche que hemos disfrutado en compañía de las estrellas, y que tengas bonitos recuerdos de estos dos meses que, al forzar una relación a distancia dejaríamos sin valor alguno.
Te quiero, eres la primera chica de la que me he enamorado y sé que, un día de estos, quizá el próximo verano, quizá dentro de diez años, nos encontraremos y sólo podré sonreír al verte. Porque todos los recuerdos que tengo contigo son inolvidables y únicos. Y espero y deseo que todo te vaya bien para que esa sonrisa que me ha enamorado nunca desaparezca.
Siempre serás mi primer amor de verano y yo siempre seré el tuyo.
Sergio
Entre tanta lágrima, Clara sonrió…