Hola gentecilla!!! Hace mucho que no hago una entrada como se debe, y hoy que tengo algo de «tiempo», voy a dedicar unos segundos a este rinconcito lleno de letras pequeñas.
Muchas cosas han pasado estos últimos meses. El último trimestre del 2015 mi vida sufrió altibajos como los de las montañas rusas.
Más de una mano
Las amistades se cuentan con los dedos de una mano, dicen. Por suerte puedo decir que yo necesito más de una mano para contarlos. Perdí varias amigas en 2015, pero en realidad no lo eran tanto y es un peso muerto que me he quitado de la maleta. Eso sí, reconozco que tengo ahí una espinita, y esas personas no pueden saber nada de mí vida, ya me he encargado de que no se enteren, ni de lo bueno y mucho menos de lo malo. Por otro lado, tengo que decir, que durante 2015 he conocido a una persona que se ha convertido en un gran amigo y que, sinceramente, vale mucho más que las otras personas que han salido de mi vida.
Me enamoré y me rompieron el corazón
Me enamoré rápidamente, como los amores que se vivían en las guerras, de forma intensa y dándolo todo. E igual de rápido que entregué mi corazón, me lo rompieron. Esta persona se merece un capítulo especial en la «Charca de Tania» pero todavía necesito tiempo para que se enfríe y conseguir que el nudo en el estómago no me ahogue cada vez que pienso en ello. Le tengo mucho rencor, pero a la vez le agradezco lo que hizo, sino sería una persona amargada y habría perdido mi luz bajo su oscuridad, pero duele mucho.
Ahora estoy bien, feliz y reconstruyendo mi corazoncito de manos de una persona que me está dando todo lo que siempre he querido y sin tener que pedirlo. Las cosas van despacio y con buena letra. Y que dure lo que tenga que durar, pero por el momento, todo lo que estamos teniendo en real, cercano y sincero, qué más se puede pedir!
Trabajo… pasa palabra
Lo dicho, pasa palabra jejejeje. Es el famoso cuento de Pedro y el lobo, ya hemos empezado el capítulo 6 del cuento, a ver si este año llegamos al final del libro y acabamos todos contentos.
Familia… qué bonita palabra
Ni una queja, en 2015 me quedé sola en casa, ya os lo he contado, mi hermana y mi madre se independizaron y por consecuencia, yo también lo hice. Vivo en mi casa, más agusto que un ocho, decorada a mi gusto, haciendo cenitas, durmiendo hasta tarde y comiendo poco jejeje. Pero la relación con mi familia ha mejorado con creces. Muy, muy mucho y eso es bueno para todos.
Como un roble
Así estoy, como un roble. Obviamente tengo que perder unos kilos, no lo voy a negar, pero por lo demás perfectamente, tengo hasta el corazón de una niña, dicho por un cardiólogo… así que genial, por más que se empeñen en rompérmelo una y otra vez.
Y no sé qué más puede quedar por contar… jejejeje como siempre, sigo siendo yo, la que se enrrolla como las persianas. Lo dicho, año nuevo, misma vida!!! 😉