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Posts Tagged ‘malestar’

Así es mi vida en estos momentos, como una loca montaña rusa que no me da ningún tipo de seguridad. Me despierto mal, con pesadillas, sin poder respirar y con un catarro que me lleva haciendo compañía desde que empezó el año y empiezo a preguntarme si la parte psicológica está afectando a mi tan lenta (o nula) recuperación. Este finde no ha sido malo, he salido con amigos, paseado, disfrutado pero no sé, no me siento bien y me empiezo a preocupar. Sé que esto es cxomo la pescadilla que se muerde al cola, pero hoy no es un buen día.

Espero que la cose mejore, la verdad, aunque es cierto que con la caña que me da la psocóloga cada ñlunes, mlo raro es que me despiert de al cama, sé que es por mi bien, pero e dolor de cabeza con el que salgo de las sesiones me deja más tocada de lo que imaginaba, por lo que veo…

En fin, estamos a lunes… en unas horas ya estaré compartiendo con vosotros chorraditas de las mías 😉

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Y de los creadores de «Salir corriendo» y «Odio el número 18» llega… «Abajo los domingos». Otra cosa que aborrezco, los domingos, no por lo que lo hace la mayoría de personas… sino porque es el día en el que más tiempo tengo para pensar y es el día en el que se me vienen más cosas a la cabeza, momentos, imágenes fugaces de ese domingo que cambió mi vida sin avisar…

Puede que sea algo psicológico o no, pero los domingos tengo un nudo en estómago, algo me recorre el cuerpo y me deja como vacía y no me gusta nada esa sensación… odio los domingos.

papa

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Estoy enfadada, enfadada con el mundo, con la sociedad en la que vivo y conmigo misma, muy enfadada.

No es justo lo que estoy viviendo. He tenido una buena educación desde muy pequeña, tanto que, mis padres ateos, me llevaron a un colegio católico para que la educación fuera la adecuada, más allá de sus creencias. No he sido una niña problemática, nunca he causado disgustos a mi familia más allá de unos suspensos, no he consumido drogas, más allá del alcohol y a partir de los 16, no he robado, no me he quedado embarazada… y podría seguir enumerando actividades comunes en la juventud de ahora que yo nunca he hecho.  

No he sido mala persona y siempre me han enseñado que hasta en el infierno hay que tener buena educación y así lo he hecho, hasta la persona que me ha hecho daño, ha tenido una segunda oportunidad por mi parte. Siempre he estado dispuesta a ayudar a todo el mundo, por encima de mis propios problemas y he procurado ser responsable y muy profesional en todo lo que he hecho en cada momento.

Y aún así, después de todo, no recibo más que palos… muchos que lean esto podrán decir que son muy parecidos a mi, dada la descripción de arriba pero, en este caso, el orden de los factores sí altera el producto. Y aquí, en mi ecuación, el producto que falta es una tragedia. Una tragedia que  ha hecho que me replantee mucho las cosas, que mire y busque en el pasado qué es lo que he podido hacer mal para que la vida, el destino, el karma, Dios, un ser superior o como queráis llamarlo, me haya hecho pasar por esta grandísima putada que está desmoronando todo lo que siempre ha sido parte de mi fortaleza.

Desde el 18 de marzo camino sin rumbo fijo. Hago lo que tengo que hacer cada día y cuando llego a casa es solo un día más que ha pasado, no pienso en el mañana. Haga lo que haga a lo largo del día, lo pase bien o mal, duerma bien o mal, salga con amigos o me quede en casa, cuando llego a casa y me acuest,o esa angustia que durante el día ha estado escondida vuelve, y ni la soledad de la oscuridad consigue calmarme. Porque pienso continuamente en lo que he hecho mal para haber llegado a esa situación. Una mentira en un momento dado, una mala respuesta, un mal gesto, un desplante, una mala decisión… pero no encuentro nada, y eso es lo que me frustra más aún, porque si mis padres no me hubiesen querido tanto, si no me hubiesen metido en un colegio cristiano, si no me hubiesen controlado, quizá al menos, si yo hubiese sido una mala hija, una mala persona, tendría una excusa para justificar todo lo malo que hay en mi vida ahora, pero no es así.

Vivo a corto plazo porque los planes a largo plazo no duran, sobre todo si con la persona que los ibas a hacer no está para compartirlos contigo…

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Anoche no vi el fútbol… lo reconozco, yo una madridista a capa y espada, colgué la capa y la espada en el armario y no vi el partido, famoso al parecer. Pero no tenía ganas y mira que me gusta el fútbol pero, anoche me tumbé plácidamente en el sofá y de ahí no me movieron hasta que vino mi padre dando gritos.

Hoy estoy de nuevo sentada en la mesa de mi trabajo y no ha cambiado nada. Bueno sí, ha cambiado que no me hablo con mi padre porque anoche discutimos (cómo no!) y que estoy más cansada de lo normal porque he dormido poco pero, quitando eso, todo igual que siempre o, al menos, igual que cada jueves. Y la verdad es que me da lo mismo, que lo mismo me da, como diría mi abuela.

A raíz de haber dormido mal, que suele ser el 80% de los días puesto que el otro 20% lo forman los sábados y domingos, me he despertado con el píe izquierdo (nunca he entendido esta frase la verdad) y como cada mañana en el trayecto que tengo hasta el trabajo, 1 horita en bus por eso de mi perrería de no sacarme el carné de conducir, me da por pensar y he decidido decir lo que pienso, así de simple. Porque si me guardo mis pensamientos ocurren dos cosas, por un lado, se me olvidan jajaja si, tengo memoria de pez, y por el otro, lo que no se me olvida se va acumulando hasta que exploto y cuando lo suelto sale herida la gente que tengo más cerca que, en verdad, son las que menos se lo merecen.

Lo de la memoria pez está bien para determinadas situaciones pero lo de explotar, no tanto. En realidad esto me pasó ya hace unas semanas, saltó el fusible y prácticamente discutí con todo el que se me cruzaba. Algunos eran el objetivo de mi malestar y otros no tanto y al final, de un modo u otro, seguí estando igual de mal.

No tiene nada que ver con ser egoísta, ya dije en otra entrada que iba a pensar un poco más en los demás y menos en mi pero, como no quiero herir a nadie de mi al rededor (que no se lo merezca), el remedio es no herirme a mi misma y no explotar y decir cuatro cosas mal dichas cuando me agobio, por lo que, damas y caballeros, prepárense para escuchar cosas que quizá no quieran oír.

Ha sonado demasiado malvado no? jajajaja 😉 Ya veremos como termina la cosa…

Tápate los oídos

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