Hace unos días quedé con una amiga, ninguna de las dos estamos pasando por nuestro mejor momento, bueno creo que nadie está pasando por su mejor momento dadas las circunstancias. Durante la conversación hubo un silencio (de los que no son nada incómodos) y al parecer la misma idea estaba rondando por nuestras mentes en ese instante.
Hemos compartido muchos años de nuestra vida, no recuerdo cuando fue la primera vez que hablamos y nos hicimos amigas así que debe ser hace mucho mucho tiempo, pero desde que nos conocemos, hemos compartido un gusto especial por las palabras (ella aparece en más de una de las 1.300 frases del post anterior), los cuentos, las historias y sobre todo, por los momentos de relajación que durante una hora, nos trasladaban a otro mundo donde intentar ver nuestra vida desde otro punto de vista y alejarnos de todo lo que nos agobiaba en ese momento. «Deberíamos llamar a Alfonso y hacer una relajación de esas en las que coger nuestro libro de la biblioteca de la vida, encontrar un regalo y ver a un animal» jajajaja eso fue lo que dije cuando empezamos a hablar del tema, «acuérdate del día que hicimos una rueda de los sentimientos con estas y nos tomaron por una secta» contestó. Pero ambas sabemos que esos momentos de sinceridad, silencio y compañía nos han marcado en más de una ocasión. Hasta siendo monitoras en las relajaciones y en esas sesiones creo que participábamos siempre como uno más por la necesidad de volver a sentir que, por muy mal que estén las cosas o por muy mal que creamos estar, al decirlo en voz alta, siempre hay alguien que está escuchando y que te puede ayudar y animar.
Siempre hay algo que hace que una sonrisa y un momento de tranquilidad inunde nuestro alma, o por lo menos el mío, cuando salen a la luz esas horas de los viernes, las convivencias, las pascuas o las simples reuniones por doquier en las que, a través de juegos, cuentos, y muchas relajaciones compartíamos momentos de sinceridad.
Entre todas las cosas que todavía guardo de esos días hay un breve texto, que en su momento utilizaron nuestros monitores para orientarnos y que posteriormente, nosotros utilizamos para orientar a otras personas, es este:
Confía en tus fuerzas:
Confía en las cosas que te inspiran.
Confía en las cosas que te dan felicidad.
Confía en los sueños que siempre has anhelado y déjalos hacerse realidad.
La vida no hace promesas sobre lo que te reserva el futuro.
Debes buscar tus propios ideales y animarte a cumplirlos.
La vida no te ofrece garantías sobre lo que tendrás.
Pero te ofrece tiempo para decidir que buscas y arriesgarte a encontrarlo y a revelar algún secreto que encuentre en tu senda.
Si tienes voluntad para hacer buen uso del talento y los dones que son sólo tuyos; tu vida estará llena de tiempos memorables y de inolvidable alegría.
Read Full Post »