Ellos poblaron el mundo, fueron los primeros en vivir en la Tierra y trajeron todos los sentimientos que había en el universo con ellos, experimentaron y disfrutaron de la convivencia en este planeta y pasado un tiempo se fueron dejando solo aquellos sentimientos que pensaron que harían bien al siguiente inquilino, que ayudarían a la llamada «Humanidad». El problema es que ellos tenían un corazón puro, y nunca se imaginaron las consecuencias negativas de usar mal esos sentimientos que, inocentemente, dejaron aquí. Y cada vez que nos contemplan, se lamentan por no haber pensado como humanos en vez de lo que eran, ángeles…