Hoy es su aniversario, 30 años juntos ya…
Ella le acaricia la mejilla mientras lee la dedicatoria del libro número 30 que le regala: A merced del viento viajé yo, hasta encontrarte a ti, mi amor.
Ambos sonríen al recordar el día en que se miraron por primera vez. Fue en aquella pequeña librería de la calle Clavel, dos jóvenes que miraban libros con entusiasmo, esperando encontrar en ellos las respuestas a todas sus preguntas, cruzaron sus destinos sin siquiera saberlo. Ella todavía ojeaba el libro que llevaba en la mano, y él, seguía con la mirada los títulos de la estantería. A la vez, ambos alargaron la mano para coger ese ejemplar de A merced del viento, quizá atraídos por el título, por el viento, o simplemente por el destino, pero desde ese mismo momento, sus manos no se han vuelto a separar.
Como cada 23 de abril, un ejemplar nuevo de «A merced del viento» descansa sobre la mesa, junto a una docena de rosas amarillas.