Anoche no vi el fútbol… lo reconozco, yo una madridista a capa y espada, colgué la capa y la espada en el armario y no vi el partido, famoso al parecer. Pero no tenía ganas y mira que me gusta el fútbol pero, anoche me tumbé plácidamente en el sofá y de ahí no me movieron hasta que vino mi padre dando gritos.
Hoy estoy de nuevo sentada en la mesa de mi trabajo y no ha cambiado nada. Bueno sí, ha cambiado que no me hablo con mi padre porque anoche discutimos (cómo no!) y que estoy más cansada de lo normal porque he dormido poco pero, quitando eso, todo igual que siempre o, al menos, igual que cada jueves. Y la verdad es que me da lo mismo, que lo mismo me da, como diría mi abuela.
A raíz de haber dormido mal, que suele ser el 80% de los días puesto que el otro 20% lo forman los sábados y domingos, me he despertado con el píe izquierdo (nunca he entendido esta frase la verdad) y como cada mañana en el trayecto que tengo hasta el trabajo, 1 horita en bus por eso de mi perrería de no sacarme el carné de conducir, me da por pensar y he decidido decir lo que pienso, así de simple. Porque si me guardo mis pensamientos ocurren dos cosas, por un lado, se me olvidan jajaja si, tengo memoria de pez, y por el otro, lo que no se me olvida se va acumulando hasta que exploto y cuando lo suelto sale herida la gente que tengo más cerca que, en verdad, son las que menos se lo merecen.
Lo de la memoria pez está bien para determinadas situaciones pero lo de explotar, no tanto. En realidad esto me pasó ya hace unas semanas, saltó el fusible y prácticamente discutí con todo el que se me cruzaba. Algunos eran el objetivo de mi malestar y otros no tanto y al final, de un modo u otro, seguí estando igual de mal.
No tiene nada que ver con ser egoísta, ya dije en otra entrada que iba a pensar un poco más en los demás y menos en mi pero, como no quiero herir a nadie de mi al rededor (que no se lo merezca), el remedio es no herirme a mi misma y no explotar y decir cuatro cosas mal dichas cuando me agobio, por lo que, damas y caballeros, prepárense para escuchar cosas que quizá no quieran oír.
Ha sonado demasiado malvado no? jajajaja 😉 Ya veremos como termina la cosa…
Me parece perfecto tu iniciativa. Ya sabes, que yo como psicóloga que casi soy, llegué a la misma conclusión hace un tiempo ¡y lo estoy cumpliendo!. En mi familia me he ganado el sobrenombre de «la que lo habla todo», pero yo estoy la mar de bien desde que lo hago. Cuando algo me molesta al momento lo digo y si en ese momento la persona no está muy receptiva, les digo que en otro momento de ese día lo hablaríamos, pero yo no voy a la cama sin haberlo comentado, les guste lo que les digo o no…ya sabes cómo es la gente a veces.
Besos.